Ojos, mirad por última vez

Encarnarse es peligroso. Hay que ir con cuidado y calcular muy bien el momento exacto de la desencarnación, porque sino hay el peligro de convertirse en polvo. 

He oído historias de dioses que se encarnaron y se olvidaron de desencarnarse... O les falló algo en el último momento... O se enamoraron y se conviertieron en mortales...

Aunque seguro que son todo leyendas. A mí no me ha pasado nunca. Al ser inmortal, pase lo que pase, cuando se muere el cuerpo donde vivo siempre continúo vivo. A veces con un susto terrible, hay que decirlo, pues la encarnación puede haber sido tan perfecta, me he creído tanto mi papel y he tenido tan claro que iba a morir, que cuando en vez de la oscuridad más absoluta me he reencontrado con el horrible resplandor de mi consciencia eterna me he desesperado.

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