No soy más que un dios, pero a veces, con mi infinita prepotencia, me creo especial y escribo ciertas genialidades que, con mi infinita humildad, pongo a disposición de los mortales.
Atlas
Cuando un mortal muere, no pasa nada. El mundo donde estaba sigue tranquilamente sin él. Yo, en cambio, no puedo morir. Si muriera no habría nadie para enterrarme, no habría tierra, ni pala, ni mano, no habría agujero para meter el muerto ni muerto para meter en el agujero, no habría nada, porque yo soy todo y sin mí nada puede haber. Yo tengo que estar despierto siempre, vigilando, porque si me durmiera el mundo se caería en la oscuridad más absoluta de la nada, y la nada, como sabemos, es algo que no puede ser. Les aseguro que todo esto es muy cansado.
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