Un perro ladrando

Puede haber luna llena, o no. Pero es de noche. El silencio cubre inmensas extensiones de campos y ciudades... Incluso los autos, al pasar, no hacen ningún ruido, deslizándose a velocidades constantes, tenues luces avanzando trazando caminos circulares. Los grillos también han enmudecido.

Y en medio de esta calma, rompiéndola, sobreponiéndose a ella, dejándola en un segundo plano, un perro ladra. ¿Sabe por qué ladra, el perro? No lo sabe. Ladra y ya. Ladra y se convierte en un gemido de la tierra, invisible, un gemido que... ¿oyen? se va juntando ahora a otros gemidos, otros perros despertando, ladrando... Y no se ladran los unos a los otros, no, ladran todos juntos en un único ladrido sin sentido, el gemido de una tierra que quiere salir de sí misma, que quiere escapar, que quiere escapar sin saber de qué ni para dónde.

Yo, dios, soy estos perros que ladran en la noche.

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