No hay dos dioses iguales

Hay que ir con mucho cuidado cuando se habla de otros dioses, ya que casi siempre esos “otros dioses” han sido creados por mí. Como ya revelé, a veces creo dioses para divertirme, y a veces hasta elimino el recuerdo de haberlos creado, por lo que es difícil saber si son simples creaciones mías o auténticos originales.

Una de las formas de saberlo es destruyéndolos. Si haciendo uso de mi omnipotencia los destruyo en menos de un segundo, sin duda son falsos. Un auténtico dios no puede ser destruido... Al menos no he encontrado nunca a nadie capaz de destruirme. El problema es que, igual que puedo eliminar el recuerdo de haber creado un dios, puedo eliminar el poder para eliminarlo y luego eliminar el recuerdo de haber eliminado ese poder, de modo que la cosa se complica.

En mis eternidades he librado batallas increíbles, fabulosas guerras de titanes en las que han desaparecido mundos enteros en tristes aunque inevitables daños colaterales. En el fragor de estos épicos combates, mientras usaba todos mis superpoderes para liquidar al oponente, no podía reprimir una sonrisa de esperanza al creerme delante de un dios original, no creado por mí mismo y por lo tanto eterno como yo. Hasta ahora he podido con todos… ¿Con todos? No.

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