El amor divino

Creo que me he enamorado. ¿Recuerdan la sonrisa que les dije que a veces me aparece cuando intento destruir a otro dios? Pues llegó el día en que no desapareció. Después de eternidades de lucha contra mí mismo, finalmente he descubierto algo que no soy yo.

Si quieren imaginar a una diosa, está bien, si quieren imaginar a un dios, también. Para mí no hay diferencia. Los dioses no tienen rostro, ni cuerpo, ni voz, sino todos los rostros y cuerpos y voces que se pueda imaginar. A mi amor se lo pueden imaginar como a un monstruo demoníaco, como a Venus, como la peor de sus pesadillas o como el más maravilloso de sus sueños.

Yo, limitado por mi infinitud, llevaba toda mi existencia sin conocer nada que no fuera yo mismo, y finalmente lo conocí. ¿Como podía no enamorarme de ella?

2 comentarios:

dios dijo...

Advierto que si les hablo en presente es por simple convención poética, pues yo, al ser eterno, todavía no he experimentado lo que ya pasó y ya viví lo que todavía no ocurrió. Cuando digo que me he enamorado es para confundirme en ese engaño mortal llamado presente, intentando sentir una y otra vez eso que los humanos llaman la belleza del instante.

Rochies dijo...

hasta aquí me puse al día ;)
clap clap clap

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